A sus 63 años Petrona nos regaló su tercer álbum, lleno de alegría y esperanza; hipnotizador con sus percusiones y coros. Tambores que empiezan y no paran, como un trance; percusiones típicas del bullerengue del caribe colombiano, que encuentra en Petrona a una leyenda viva. Los coros como alabanzas en “Tierra Santa” lanzan una verdad tremenda: “Petrona Martínez, caramba / bonito que canta”. Y canta bonito y con una energía y sentimiento incomparables. Sentimiento como en la mitad del disco, cuando baja el ritmo en las hermosas “Un niño que llora en los montos de María” y “Mi mamá ábreme la puerta”, ésta última donde nos deleita sólo con su voz.