Nunca dejará de fascinarnos la trayectoria de Astor Piazzolla, desde tocar para Gardel siendo un niño y desde sus inicios en la orquesta de Aníbal Troilo, hasta la radical energía de su conjunto eléctrico en los años setenta. Su vida y su obra representan el gran viaje del tango desde los arrabales y los salones de baile hasta los templos de la música clásica o “académica”. Ya habrá tiempo de hablar del Piazzolla más célebre, pero esta selección, ya tardía, es relevante por el mero hecho de que el propio Astor la consideró “la mejor grabación que he hecho en mi vida”.
Decía Borges: “Si esta numerosa Buenos Aires no es más que un sueño que erigen en compartida magia las almas, hay un instante en que peligra desaforadamente su ser y es el instante estremecido del alba, cuando son pocos los que sueñan el mundo”. En esta Hora Zero, en esta noche de su vida, Piazzolla se entrega con su quinteto a soñar su vida y repasar con mano experimentada algunas de sus piezas antiguas, cual si fuera un nuevo amanecer: “Michelangelo-70”, la milonga de la ‘Suite del Ángel’, y la “Tanguedia” que compuso para la película El exilio de Gardel, de Pino Solanas.