“¿Por qué será que todos guardan algo?”. Los Fabulosos Cadillacs era una banda que gozaba de buena popularidad, la cual decayó con el fallido EP Sopa de Caracol. Cuando todo parecía perdido publican El León, de la mano del productor KC Porter, un punto de inflexión en la carrera de la banda argentina, un tesoro guardado con espléndidas canciones. Algunas de ellas se han convertido en himnos del rock latinoamericano, como “Carnaval toda la vida”, “Siguiendo la luna” o “Manuel Santillán, El León”.
Un disco que encumbró a la banda entre las mejores de la región, tanto por su madurez musical como por su contenido. Encontramos ska, reggae, cuarteto y calypso, sonidos que fueron definiendo el estilo Cadillac. Su lírica dejó atrás un poco la fiesta, la desfachatez y la irreverencia para abrirse a letras más comprometidas con relatos de la vida cotidiana y temas políticos, muy bien definidos en la versión de “Desapariciones” de Rubén Blades. Pero también hablan de amor, de melancolía, de carnaval, de puñales, de aguijones y de soledad. Un álbum redondo, que se va añejando, como el buen vino.