Cuando tenía 13 años, Alberto Aguilera Valadez escribió su primera canción titulada «La muerte del palomo». Fue la primera mirada de lo que Valadez, (quien luego se convertiría en Juan Gabriel), era capaz de escribir. Una década después esa canción sería grabada en su cuarto disco, en su primera incursión con las rancheras. En este disco Juan Gabriel contó con la ayuda de dos viejos lobos del mar, los compositores y arreglistas Fernando Z. Maldonado y Jesús Rodríguez de Hijar quienes cobijaron al joven cantautor con el mejor conjunto: el Mariachi Vargas.
Con el equipo formado, las mejores cualidades de Juan Gabriel quedaron a la vista a lo largo del álbum. El Juanga juguetón se escucha en «Esta noche voy a verla», el Juanga conmovedor en «Lágrimas y lluvias» y el Juanga de los estribillos memorables en «Mañana te acordarás». Pero con «Se me olvidó otra vez» Juan Gabriel sacó a relucir su poder interpretativo y poético, y se sumó a la larga y rica historia de las rancheras cortavenas para producir un clásico instantáneo. Este disco fue lanzado apenas unos meses después del fallecimiento de José Alfredo Jiménez, quien ostentaba la batuta de los cantautores rancheros. Con el éxito de este álbum, se podría decir que la batuta cambió simbólicamente de manos al Divo de Juárez, quien la llevaría durante décadas.