¿Es un disco en vivo? No y sí. ¿Es en La Fusa? No, pero en cierto sentido sí. ¿Pero cuál Fusa? Porque hubo tres Fusas (o más). La historia es así: en 1968 dos argentinos, Coco Pérez y Silvana Muñiz, instalaron La Fusa en Punta del Este, Uruguay. Un café-concert que tuvo tanto éxito que al año siguiente inauguraron una segunda Fusa en Buenos Aires. Este local fue visitado por Vinícius y a comienzos de 1970 ya estaba tocando con Dori Caymmi en La Fusa de Uruguay, y en julio en La Fusa de Buenos Aires, esta vez acompañado de Maria Creuza y Toquinho.
Durante dos semanas de julio, los tres hicieron dos funciones por día, tocando clásicos de la MPB y la bossa nova, con un Vinicius sentado con una botella de whisky, un vaso y un balde con hielo sobre la mesa, relajado y contando anécdotas. Fue tal el éxito de estas funciones que Alfredo Radoszynski, dueño del sello discográfico Trova, le dijo a Vinicius que grabaran un disco en vivo. Pero no fue en vivo… o sí. Vinícius cuenta: “Ofrecí a Alfredo que lo grabáramos en estudio, grabando también el ambiente de La Fusa”. Y así los tres, más los argentinos Mario Fernández en contrabajo y Eduardo Roizner en batería, grabaron en dos sesiones de 8 horas cada una. Comenzaban después de tocar en La Fusa y terminaban al amanecer.
La Fusa abre con “Copa do Mundo”, una breve canción a modo de introducción en la que al final Vinicius tira un chiste al “público” argentino sobre el Mundial que hace solo unas semanas había ganado Brasil. De ahí en más el disco es un disfrute completo y significó para muchos una introducción a la música brasileña debido al repertorio de lujo elegido. En su gran mayoría composiciones de Vinícius, ya sea solo (“Tomara” y “Valsa da Tunisia”), con Baden Powell (“Berimbau-Consolação”, “Canto de Ossanha” y “Samba em preludio), o con Antônio Carlos Jobim (“A felicidade”, “Lamento no morro”, “Garota de Ipanema” y “Eu sei que vou te amar”). Pero también dejan espacio a compositores más jóvenes como Caetano Veloso con su “Irene” o “Que Maravilha” de Toquinho con Jorge Ben, que es cantada a dúo maravillosamente por Toquinho y Creuza. Es así como gracias a la interpretación de estos clásicos por Vinícius, la guitarra de Toquinho y la hermosa voz de Maria Creuza, especialmente en “Catende”, este registro se convirtió en eterno e imprescindible de la música brasileña y latinoamericana.